El mercado de la cerveza en Colombia volverá a agitarse en los próximos meses luego de que la fusión entre las compañías belgo-brasileña AB InBev y SABMiller, dueña de Bavaria, comience a operar en firme. Lea también: SABMiller acepta oferta de compra de AB InBev por 109.000 millones de dólares
Lo más importante es que nuestro país —a través de Bavaria— tendrá un importante papel en las grandes ligas de este negocio en el mundo.
La integración de ambas empresas, que dará nacimiento a un nuevo coloso del sector, implicará el ingreso al país de una lluvia de marcas, que aquí no se conocen, con lo cual los consumidores tendrán nuevas opciones.
Actualmente las dos compañías manejan un portafolio de 224 marcas, muchas de las cuales AB InBev distribuye en Europa, África, Australia, Suramérica y EE.UU.
El año pasado Colombia importó 25 millones de litros de cervezas desde diferentes lugares del mundo. El consumo por persona está en 45 litros por año.
Y si de competencia se trata el único rival de peso por ahora será la Central Cervecera de Colombia (CCC) del industrial Carlos Ardila Lülle que entrará a fabricar en el país a partir del 2017 la marca Heineken para Latinoamerica.
Para tal efecto, la firma construye bajo un acuerdo entre Postobón y la empresa chilena CCU una moderna planta en el municipio de Sesquilé, Cundinamarca, donde invierte US$400 millones.
Una vez fusionadas InBev y SABMiller, Heineken se convertirá en la segunda compañía cervecera del mundo con una participación del 9,1%, aunque muy lejos del 31% que tendrán sus competidores dominantes.
El consultor y experto en mercadeo, Memphis Viveros, señala que para los consumidores será una ventaja el contar con más alternativas de marcas, pero “preocupa que esa transacción origine un negocio monopólico, no solo en Colombia sino a escala internacional”.
Cuando ello sucede, señala, “la competencia se centra en un solo jugador dominante, lo cual no es positivo en precios para el mercado”.
Por su parte, Camilo Herrera, presidente de la firma de mercadeo, Raddar comentó que “habrá que esperar a ver como se dan las cosas. Lo más posible es que en el mediano plazo Bavaria pueda traer más productos al mercado y fortalecer su portafolio. Sin duda es un enorme reto para Heineken”.
En ello coincide Francisco Cubillos, director de Administración de Empresas de la Universidad del Rosario, al señalar que “la gran conclusión de este negocio es la amplitud que se genera para el mercado. Podremos acceder a más marcas exclusivas”.
La fusión podría impulsar también el negocio de las cervezas artesanales. Ambev, el brazo brasileño de AB InBev, compró en mayo pasado la firma colombiana Bogotá Beer Company (BBC), la cual era propiedad del caleño Berny Silberwasser desde el año 2001.
El papel de la familia Santo Domingo
En esta millonaria negociación cuyo valor de mercado es de unos US$109.000 millones, jugó un importante papel el colombiano, Alejandro Santo Domingo.
Él fue quien más empujó para que AB InBev mejorara su oferta por SABMiller de 36 libras esterlinas a 44 por cada acción.
El industrial y su familia tienen a la fecha el 14% de SABMiller en Colombia (a través de Bavaria S.A.), y con la oferta de InBev sus 225 millones de acciones pasarían a costar US$14.000 millones, dicen analistas.
Cabe recordar, que SABMiller compró a Bavaria en el 2005 por US$8000 millones y dejó a los Santo Domingo —sus dueños originales— un puesto en la junta directiva de la empresa. En el 2008, Bavaria inauguró su más moderna cervecería en Yumbo, Valle, tras invertir US$220 millones.
Con la fusión todo apunta a que marcas como Póker se fortalecerían en la región, aunque la competencia será dura con las que traerá InBev al país.